domingo, 21 de diciembre de 2014

CRUZ DEL SUR

 


                                             1
                                          La mina

Un azul mar me envuelve
aliviando la desnudez que abrasa
mis callados labios.
El silencio, pesado,
me golpea como una piedra.
Se pierde mi mirada
en el lejano horizonte.
Doradas nubes me ayudan
a olvidar mi parálisis,
a calmar mi locura.
En oscuras profundidades
trabaja un solitario buscador de oro…
¡Cuántos secretos escondidos
en la más honda inmensidad!
 
 
 
 
                                         
2
                                          Invierno

Hacia lejanos bosques
apuntan mis ojos.

¡Suenan los pasos
fríos del invierno…!

Purpúreas rosas
se han teñido de nieve.
 
 
 
 
                                         
3
                                          El observador

Sus alas, como sombras,
borran la luz anaranjada
de la tarde.

El sol, igual que un niño,
corre colina abajo.

Un árbol, solitario,
mira pasar las nubes.
 
 

 

4
                                          Una barca sobre el océano

Voy en pos
de remotas estrellas.
La luna
me indica el camino.
Con el mar juegan mis ojos.
¡Hay sirenas  en sus aguas…!
Entre las sombras voy,
buscando mi destino.
 
 
 
 
                                         
5
                                          País

Compañera de ocho brazos,
ocho paisajes que bailan.
Toro que lleva clavados
en sus cuernos ocho mariposas.
¡Tan solo una conciencia con forma
de estrella de ocho puntas!
 
 
 
                                         
                                         
6
                                          Canción de alborada

Se despereza la mañana;
por sus frías mejillas,
un torrente de lágrimas.
Sus cabellos de plata
dibujan dulces sombras.
 
 
 
 
                                         
7
                                          Paseando por el bosque

Tímidos rayos
penetran en el bosque.

Entre las sombras
deambulan mis pisadas.

Dulce penumbra
ilumina mis versos.

Doradas luces
fecundando la tierra.
 
 
 
 
                                         
8
                                          Tus versos

Tus versos,
como un enjambre de abejas,
clavan su afilado aguijón
sobre mi dura piel.
Tienen la luz de un ardiente sol;
huelen a enebros, a otoño saben.
Nacen, muy bien lo sé, en lo
más profundo de tu alma.
Gustan de corretear,
libremente, por las praderas;
¡de nada servirían en el cielo…!
Anhelante los oigo y, poco a poco, 
se me van revelando sus secretos.
 
 
 
 
                                         
9
                                          El quehacer del poeta

Dar afiladas formas
a evanescentes quimeras;
moldear el paso de los siglos
con sus profundas huellas;
hacer latir, con insinuante ritmo,
el corazón de la tierra;
reavivar olvidadas ilusiones,
encender esperanzas nuevas;
despertar al espíritu indolente
¡enfrentándolo a la belleza!
 
 
 
 
                                          
10
                                           Medusa

Un arroyo de miel
hace brillar tus labios.
Alegrando mi senda,
la luna de tu voz.
Con tus cabellos juega
el alma de la tierra.
¡Cuánta torpeza
dormida en mis palabras!
¡Cuánta firmeza
en tus ardientes versos!
Cristalino torrente,
¡sus destellos me turban!
¡Cómo cantan tus aguas
derramándose en besos!
La luz de la mañana
reverbera en tus ojos…
¡Jamás, jamás convertirás
al hombre en una piedra,
tu mirada transforma
mi alma en un volcán!



11
Danza sagrada

La voz de un arcano
da impulso a mis alas.
 
Borran mi tristeza
cristalinas aguas.
 
Embriagado, danzo
entre rosas blancas.
 
¡Oh, diosa del fuego,
ardo en tus palabras!
 
 
 
12
El vino
 
Temblorosos racimos
cuelgan de las ramas.
Al degustar un buen vino
la vida abre sus alas.

 
Tragos de ilusiones
corren por mi garganta.
Suena el ronco trino
de la guitarra.

 
¡Ciegan mis ojos
luces apasionadas…!
Brilla en la copa
un rayo de esperanza.
 
 
 
 
13
El misterio de la noche
 
Resonancias marinas
tiene el cielo nocturno;
su silencio es la entraña
de mi secreta devoción.
 
En el misterio de la noche toman
su verdadero nombre las cosas;
una dorada luz
alumbra mi esperanza.
 
Duerme la tierra,
las estrellas me hablan;
suaves murmullos
con mis oídos juegan.
 
Suenan las risas de un hada
en lo hondo de mi espíritu;
sobre tranquilas aguas
los astros resplandecen.
 
¡Ya maduran los frutos…!
Sobre la espalda del mar,
luminoso, un sendero
me conduce hasta la luna.
 
Caprichosas sirenas
hilaron mi destino;
sueño nuevas auroras,
mi ansiedad se calma.
 
 
 
 
14
Apariencias
 
Ocultaba el día
sus rasgos obscenos.
Se bebieron mis labios
la aparente verdad.
Cuando cayó la noche…
¡vomité la mentira!
 
 
 
 
15
Naturaleza
Sólo escucha mi alma
los latidos de tu noble corazón;
mis labios se abrasan
en tus ardientes senos.
Infinito es tu árbol
y de frondosa copa.
¡Qué dulce su contacto!
¡Qué prístina pureza!
Su tronco me sostiene;
entre sus verdes ramas
duermen mis anhelos.
Ilumina tu espíritu
mis profundas tinieblas;
ante tus negros ojos
se detiene el tiempo.
¡Profundos lagos,
ríos de savia…!
Tu oscura y espesa
cabellera me envuelve;
en tus cálidas arenas
buscan la paz mis manos.
 
 
 
 
16
Aguas de otoño
Llueve;
se atenúa mi dolor,
vuelan ocres emociones.
¡Ay, cómo se alejan
los ecos de la guerra!
Es tan pacífica
la canción del agua;
al oírla,
puedo dormir en paz.
 
 
 
 
17
La espera
 
Mirando las estrellas,
confían en que la noche
les dirá su misterio.
 
 
 
 
18
La noche
 
La noche es una llama en la que arde mi esperanza;
en el cielo, callado, un cortejo nupcial.
¡Parece que se unen la Vida y la Muerte…!
Insinuantes, se oyen los susurros
de la luz que se inclina ante las sombras.
¡Oh música, oh música de las sombras!
Las alas del tiempo se mueven con tu ritmo,
se esconde la nostalgia en tus solemnes notas.
Escucho los graznidos de mis presentimientos,
como erráticos cuervos, volando entre las nubes.
Dramática es la hondura de esta noche infinita,
enigmáticas voces desde lo alto me llegan.
¡Sin romper el silencio las cortinas se abren…!
Una suave luz se adentra en mi alcoba,
acaricia mis sábanas, ilumina mis sueños.
¡Solos, la noche y yo…! Amada mía,
gocemos, gocemos de este breve
momento en que nos iluminan las tinieblas.
 
 
 
 
19
Melancolía
 
Ya despertó Selene.
Señora de la noche,
calladamente, avanza;
se oyen tristes bostezos.
En sus pálidas manos
se esconden mil hechizos;
en su mirada brillan
melancólicos soles.
¡La novia de un paisaje
que eterno se me antoja
se escondió tras las nubes…!
Un velo de misterio.
 
 
 
 
20
Invernal
 
Tiene el paisaje
suaves alas.
Se refugia la vida
bajo un oscuro paraguas.
¡…Y hasta el tiempo
esconde sus garras!
 
 
 
 
21
A duras penas
 
¡Sediento de crepúsculo,
borracho de horizonte…!
Sorteando altivas dunas
avanza el caminante.
 
 
 
 
22
Viento del Norte
 
Vaga el viento por la llanura;
viene del frío Norte.
Una niebla azul
envuelve a los árboles; el día
abre sus blancas alas.
El paisaje
es un prolongado bostezo.
 
 
 
 
23
Antes de dormir
 
Está la noche fría,
brillan la nubes.
Con su pálida luz, la luna
espanta a las aves.
La luna,
que no es plata, sino cera,
vuela con alas de nostalgia.
Tiene el talle de un fantasma;
¡sus ojos me dan miedo!
Espíritus llegados de lejanos reinos
iluminan mi estancia con diabólicas velas.
¡Brillan los monstruos del pasado…!
En la madera, aún queda olor a ramas
que ocultar no ha podido ni tan siquiera el hombre
con el brutal abrazo de sus sierras mecánicas...
Me tiendo en blando lecho,
las sábanas parecen un helado río.
 
 
 
24
Versos de otoño
 
¿A dónde van
tus dorados caminos?
¡Otoño, eres el eco
de imposibles preludios…!
Luz de remotos soles
jugando entre las hojas.
 
 
 
 
25
El grito
 
Yo grito;
tú gritas.
Ellos ignoran
nuestro grito.
El cielo se viste
de azul, naranja
y amarillo.
El mar añil…
¡un abismo!
 
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