viernes, 15 de agosto de 2014

PRIMERA LUZ

EN EL JARDÍN
Con azahares
perfumo mi espíritu.
Entre flores de jazmín,
mi alma duerme.

                                            

CORAZÓN
Sobre mi corazón,
la canción de la lluvia.
Mi alma parece
un muñeco de nieve.
Lejanos truenos
en mi pecho retumban.


 
 
LA NUBE 
¡Breve,
viajera nube!

Tu vientre es
mi almohada.
Rizados, tus cabellos
ante mis ojos danzan.

El sol
juega contigo.

 
 
 
NORTE Y SUR 
¿Qué raíces
a la tierra me atan?

¿Qué cometas
me alzan hasta el cielo?

Mi alma
llora estrellas.
 
 
 
NOCTURNO 
Las estrellas
me lanzan su mirada.

Los pinos
me tienden sus ramas.

Los grillos
me cantan su balada.

¡Y el cielo,
lejano, que me llama!
 
 
 
 
CLARO DE LUNA 
A la luz de la luna,
transparencia en mis ojos.

Silba el viento
en la noche.
 
 
 
 
LUCES Y SOMBRAS 
Un fuego
entra en mi alma;
arden mis ojos.

La noche
apaga el fuego
con su oscura sombra.

Ilumina la luna
la eterna noche
de mi corazón.
 
 
 
 
PAUSA 
La noche
todo lo trae.

El viento
lo aleja todo.

En mi pecho, el horrible
mordisco del vacío.
 
 
 
 
SILENCIO 
Silencio.
Tiembla el viento
en las ramas.

Silencio.
En el río
suena el agua.

Silencio.
Al rumor de las hojas,
la tarde pasa.
 
 
 
 
LA NOCHE 
Susurros
de la noche.

Canción
de las estrellas.

Viejos amigos
que marcharon.

Soledad infinita.
 
 
 
 
MIRADAS 
Veo la noche en tus ojos,
en tus cabellos,
en la oscuridad
plena de tu cuerpo,
en tus temblorosos senos…
Y siento que alguien nos mira,
a ti y a mí, en silencio.

 
 
 
 
EN LIBERTAD 
¡Dejadla,
si se apaga su luz
al mirarla!

Que nadie la observe.
Que nunca su juego
de plata se quiebre.

Que juegue. ¡Dejadla,
si con vuestros dedos
rompéis sus alas!

No la bese nadie.
Que sus labios
se entreguen al aire.

Que goce. ¡Dejadla,
no apaguéis su luz
al mirarla!

 
 
 
 
 
ATARDECER 
Se pone el sol.
Grises gaviotas;
fugaces pinceladas.

 
 
 
 
EL ÁRBOL DE LA VIDA 
Tiene brazos frondosos
de tan viejo.
Muchos campos ha roto
su raíz de hierro.
En su tronco se clavan
las garras del invierno.

 
 
 
 
MI PALACIO                                                            
              a Lolín, a Héctor y a Darío
Tengo en mi palacio
sólo tres topacios;
tan sólo tres flores,
sólo tres colores.

Tengo tres colmenas,
una en cada almena;
tres habitaciones,
tres grandes balcones.

Tengo tres canciones,
tres lindos rincones;
sólo una baraja
con tres corazones.

Desde mi palacio,
¡qué bello el espacio!
Lo alumbran tres soles.

 
 
 
 
RIOSUEÑO 
¡Riosueño,
y veo pasar el cielo, caminante,
ante mis ojos quietos!

¡Riosueño y,
abierto al mundo,
espero a que también él se me abra
para saborear su pulpa hermosa
que, fugaz, se ofrece al ensoñante,
al riosoñante,
al, como yo, anhelante!

¡Sonrío, por un momento, sí, y sueño,
ante tu pulpa pudorosa, oh mundo,
que se abre!

 
 
 
 
MAR Y CIELO 
¡El agua verde
y llena de peces…!
Vaporosas, las nubes
nadando en el azul.

 
 
 
 
HUELE A NOCHE                                                                   
                          a mi hijo Héctor, con seis añitos.

“¡Huele a noche!”, decías,
sí, y a mar, y a pinos...
Pero un olor,
más fresco y penetrante,
hace vibrar mi pecho:
tu olor a niño,
el mismo que yo tuve, sin saberlo,
el de todos los niños,
tú no puedes olerlo.
¡Respira, sí, profundamente,
la noche entera de este mar inmenso,
mientras, yo te respiro a ti,
y a tus ojos,
siempre, sin miedo, abiertos!

 
 
 
 
TU POEMA                                      
Creaste,
con tu piel
y con tu pelo negro,
este poema.

Con tu aroma de rosas,
con tu mirada incierta
al oír el susurro
de mi mano violenta,
al sentir que mis dedos
en tu cuerpo se adentran...

Con tus besos:
rojas fresas
sobre mi carne abiertas.
¡Sola tú,
con tus sueños,
con el calor amable
de tu cuerpo!

 
 
 
 
LA HERIDA
¡La noche, herida,
derrama sus estrellas...!
¿Quién te ha herido:
el que rompió mi corazón,
el que me lleva mar adentro,
el mismo que me robó la paz…?
¿Dónde escondo mis lágrimas?

 
 
 
 
OTROS MUNDOS
Hay muchos mundos
que brillan en el cielo.
Los árboles, de noche,
abren sus copas para cogerlos.
Nosotros,
¿brillamos como ellos?,
¿hay brazos cariñosos
que ansían conocernos...?
¿O nuestra luz se apaga,
como estrella distante,
sin que nos mire,
enamorado, nadie?

 
 
 
 
DESPERTAR 
Ahuyentó mi tristeza
el canto de la aurora.
Tras borrar de mi alma
todo el hollín y el lodo,
¡dije adiós a las sombras!

 
 
 
 
MARINA 
Cierro los ojos
a la orilla del mar.
Sobre la tibia arena
he construido mi casa.
Me acompaña la nívea
espuma de mis sueños.

 
 
 
 
SOBRE LAS OLAS                                                                           
Mi amor
se fue lejos.
Olas, llevadme a un reino
donde no haya invierno…
¡en el otro hemisferio!
 
 
 
 
 
 
LA VIDA 
La vida
tiene rojos labios.
Escandalosa
es su risa.
Sus abrasadoras cenizas
besan el mar.




 
 
 
 
CONVALECIENTE 
De almibarados versos,
dulces canciones
hasta mi lecho llegan.
¡Embriagadoras melodías
de tintes wagnerianos!

 
 
 
 
EL TIEMPO 
Un viejo monstruo
devora a los hombres.
En lóbrego castillo
se oyen sus risas.
Sus pasos escucho
avanzando entre la niebla.
Enormes son sus ojos;
¡de apetito insaciable!
 
 
 
 
 
 
 
EN EL BOSQUE 
Me rodean los árboles,
es de noche.
Las estrellas me miran,
oigo voces.
He perdido mi brújula
en el bosque.
Mil monstruos me amenazan,
multiformes.
Mi corazón me llama,
dando golpes.
Mis pies, como tentáculos,
se encogen.
¿Quién susurra a mi espalda,
y se esconde
en esta sombra inhóspita
y enorme?




 
 
 
 
ENTRE TINIEBLAS
Tras la brillante pompa,
¿qué vergüenzas se esconden?
Se han nublado los soles
y hacen huelga mis sentidos.
¡Escucho horribles disonancias,
gritan las musas…!
Se dobla el hierro de mis sueños
por duras rocas golpeado.

 
 
 
 

SED DE MAR 
A la luz de la luna,
mi corazón
quiere tomar los remos
e hilar su propio destino.
Sólo la noche
le ha de dictar sus versos.


 


 


 

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